San José
Martes, 19 de marzo 2024
estola de color blanca

BAUTISMO

El primer sacramento de la iniciación recibe, ante todo, el nombre de Bautismo, en razón del rito central con el cual se celebra: bautizar significa sumergir en el agua; quien recibe el Bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y resucita con Él como nueva criatura(2 Co 5, 17). Se llama también Baño de regeneración y renovación en el Espiritu Santo (Tt 3, 5), e Iluminación, porque el bautizado se convierte en Hijo de la la Luz (Ef 5 ,8) (C.I.C)

Por el bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, quedando incorporados a la Iglesia como miembros de Cristo.

Los padres tienen obligación de hacer que los hijos sean bautizados en las primeras semanas; cuanto antes después del nacimiento e incluso antes de él, acudan al párroco para pedir el sacramento para su hijo y prepararse debidamente. (C.I.C 867)

Es lo más grande que pueden dar a sus hijos. Ellos les estarán agradecidos eternamente.

Deben solicitarlo en el despacho parroquial o por teléfono con suficiente anticipación para preparar la ceremonia. Información y contacto

EL BAUTISMO en los escritos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia:

«Es la Iglesia –escribía el 13 de septiembre de 1963– la que, mediante el Bautismo, llena la capacidad que Dios puso en ti para ser hijo suyo. Es el Bautismo la puerta que te introduce en el seno de tu Padre Dios y te hace partícipe de la Familia Divina, mediante la unción de la Divinidad, que, al caer sobre ti, te hace tener un sacerdocio místico, recibido del Sumo y Eterno Sacerdote, y que, por tu filiación divina, has de vivir en su máxima perfección.

¡Si supieras, [...] el gran misterio que la Divinidad te comunica el día en que, por medio de la Iglesia, pasas a ser hijo de Dios y heredero de su gloria…! La Trinidad eterna, en su virginidad oculta y misteriosa, se derrama hacia ti, de forma que las tres divinas Personas, morando en tu interior, son el eterno Viviente en tu alma pequeñina de cristiano».

«Mediante el Bautismo, tú pasas a ser hijo de Dios y entras en una comunicación familiar con el eterno Viviente, dentro de ti, en sus Tres; eres ungido con un sacerdocio místico, pero vivo, que te hace ser, con Cristo, mediador, intercesor y comunicador de la vida divina a los hombres...»

Ver escrito completo: Opúsculo nº 17

Colección: Luz en la noche - El misterio de la fe dado en sabiduría amorosa

Los Sacramentos de la Iglesia

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