LA SAGRADA ESCRITURA
San Jerónimo subrayaba la alegría y la importancia de familiarizarse con los textos bíblicos:
«¿No te parece que estás -ya aquí, en la tierra- en el reino de los cielos, cuando se vive entre estos textos, cuando se medita en ellos, cuando no se busca otra cosa?»
(Ep. 53, 10).
En realidad, dialogar con Dios, con su Palabra, es en un cierto sentido presencia del Cielo, es decir, presencia de Dios. Acercarse a los textos bíblicos, sobre todo al Nuevo Testamento, es esencial para el creyente, pues «ignorar la Escritura es ignorar a Cristo»
. Es suya esta famosa frase, citada por el Concilio Vaticano II en la constitución «Dei Verbum» (n. 25).
Benedicto XVI presenta las enseñanzas de San Jerónimo
Lecturas de la Santa Misa del día y de cualquier fecha
Elegir un día en el calendario para ver sus Lecturas. Los Domingos y Festivos contienen un breve comentario.
sino que escucha la oración del oprimido.
ni a la viuda cuando se desahoga en su lamento.
y su plegaria sube hasta las nubes.
y no se detiene hasta que alcanza su destino.
juzga a los justos y les hace justicia.
DOMINGO DE LA XXX SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C
Dramática situación de San Pablo (segunda lectura) y confidencias con su fiel colaborador Timoteo.
No se ruboriza en reconocer lo positivo que el Señor ha hecho en él y a través de él: he combatido bien mi combate...
ahora me aguarda la corona merecida...
el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar integro el mensaje...
Tampoco deja de reflejar la poca colaboración de los suyos: todos me abandonaron y nadie me asistió...
Estas afirmaciones nos ponen delante la figura gigante del apóstol San Pablo con su fidelidad puesta a prueba tantas veces en su vida...
No se envanece de lo que ha hecho y de sus virtudes, como el fariseo en el templo, sino que pone de relieve lo que el Señor ha sido capaz de hacer en su vida, comportándose él con fidelidad y siendo así instrumento útil en sus manos: Él me dio fuerzas...
y me salvará y me llevará a su reino
.
El ejemplo de San Pablo nos invita a todos a responder con la máxima fidelidad. A cada uno el Señor le da unos talentos
que tienen la obligación de hacer fructificar, ni tenemos que vanagloriarnos como si se debiera a nuestros méritos, ni podemos enterrarlos
sin hacerlos fructificar.
No nos asustemos si a veces los que parece que tenían que estar de nuestra parte nos abandonan como le sucedió a él: todos me abandonaron y nadie me asistió
.
Tenemos la obligación como él, y también a nosotros nos da las fuerzas el Señor
, para anunciar integro el mensaje
. Todas las verdades de nuestra fe tienen la misma autoridad pues las tenemos por revelación divina
que llega a nosotros a través de su Iglesia.
Cada uno en su medida y su manera tiene que sentirse colaborador en los planes de Dios y así terminar su vida con la afirmación con la que San Pablo termina su carta a Timoteo: a Él (el Señor) la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
