San Pedro y San Pablo
Domingo, 29 de junio 2025
estola de color roja
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LA SAGRADA ESCRITURA

San Jerónimo subrayaba la alegría y la importancia de familiarizarse con los textos bíblicos:
«¿No te parece que estás -ya aquí, en la tierra- en el reino de los cielos, cuando se vive entre estos textos, cuando se medita en ellos, cuando no se busca otra cosa?» (Ep. 53, 10).

En realidad, dialogar con Dios, con su Palabra, es en un cierto sentido presencia del Cielo, es decir, presencia de Dios. Acercarse a los textos bíblicos, sobre todo al Nuevo Testamento, es esencial para el creyente, pues «ignorar la Escritura es ignorar a Cristo». Es suya esta famosa frase, citada por el Concilio Vaticano II en la constitución «Dei Verbum» (n. 25).

Benedicto XVI presenta las enseñanzas de San Jerónimo

Lecturas de la Santa Misa del día y de cualquier fecha

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Estola de color roja
SAN PEDRO Y SAN PABLO
apóstoles
Primera lectura
Hch 12, 1-11
Ahora sé realmente que el Señor me ha librado de las manos de Herodes
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.
EN aquellos días, el rey Herodes decidió arrestar a algunos miembros de la Iglesia para maltratarlos. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener también a Pedro. Eran los días de los Ácimos. Después de prenderlo, lo metió en la cárcel, entregándolo a la custodia de cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
Cuando Herodes iba a conducirlo al tribunal, aquella misma noche, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel.
De repente, se presentó el ángel del Señor, y se iluminó la celda. Tocando a Pedro en el costado, lo despertó y le dijo:
«Date prisa, levántate».
Las cadenas se le cayeron de las manos, y el ángel añadió:
«Ponte el cinturón y las sandalias».
Así lo hizo, y el ángel le dijo:
«Envuélvete en el manto y sígueme».
Salió y lo seguía, sin acabar de creerse que era realidad lo que hacía el ángel, pues se figuraba que estaba viendo una visión. Después de atravesar la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la ciudad, que se abrió solo ante ellos. Salieron y anduvieron una calle y de pronto se marchó el ángel.
Pedro volvió en sí y dijo:
«Ahora sé realmente que el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de toda la expectación del pueblo de los judíos».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R: 5b)
R
El Señor me libró de todas mis ansias.
V
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R
V
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R
V
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R
V
El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R
Segunda lectura
2 Tim 4, 6-8. 17-18
Me está reservada la corona de la justicia
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.
QUERIDO hermano:
Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.
He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.
Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.
Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Aleluya
Mt 16, 18
R
Aleluya, aleluya, aleluya.
V
Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder del infierno no la derrotará. R
Evangelio
Mt 16, 13-19
Tú eres Pedro, y te daré las llaves dei reino de los cielos
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
EN aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elias, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo».
Jesús le respondió:
«iBienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».
Palabra del Señor.

SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

Terminamos el año Paulino (29 de junio de 2009) que nos ha dado ocasión de admirar la figura del Apóstol S. Pablo en su misión especialísima en los inicios de la Iglesia. Su mensaje sigue presente y es orgullo santo de todos los tiempos.

Voy a centrarme más bien en la figura de Pedro que nos trae el mensaje acariciador de la infalibilidad de la Iglesia. En momentos en que se quiere enseñorear del mundo un relativismo atroz, se impone recordar que somos seguidores de quien vino a dar testimonio de la Verdad. En la Iglesia se mantiene la seguridad absoluta de este testimonio gracias a la herencia recibida de Cristo.

Leamos unos pensamientos de la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia en su libro Frutos de Oración:

57. Sólo en la Iglesia, donde está Cristo manifestándose por el Papa, se da la Verdad en toda su verdad al hombre que la busca en la voz del Supremo Pastor. (7-1-1970)

794. ¡Oh maravilla de la infalibilidad del Papa, que es capaz de congregar a todos los hombres en un solo pensamiento, y expresarles con seguridad la voluntad infinita de Dios a través de su palabra de hombre! (25-10-1974)

795. La Iglesia nunca se equívoca, cuando habla como Iglesia, porque es el Verbo el que canta por ella. El Verbo pregona la verdad infinita del Padre, a través de la Iglesia mía, durante todos los tiempos. (20-3-1959)

796. La Iglesia revienta de tanto poseer la Verdad, de tanto saber la Palabra divina; rompe cantando, y se le derrama la Verdad que sale del seno del Padre. Iglesia mía, ¡qué hermosa eres! (22-3-1959)

La Iglesia, fiel a los planes de Dios, tiene la misión de darnos certezas. Las verdades reveladas no son verdad sólo para los creyentes; son verdades para todos, aunque al no poseer la fe muchos no lo vean así. Nosotros las vivimos con la seguridad de estar en el camino cierto.

Gracias a los planes de Dios de quedarse en su Iglesia, ella seguirá siendo luz en las tinieblas; seguirá dando testimonio de la Verdad, aunque el mundo nos quiere meter por caminos de relativismo e inseguridad.

¡Gracias Señor, por darnos al Papa, Pedro en la tierra, que nos afianza en la fe y nos garantiza estar en el camino seguro!

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