Tiempo de Pascua
Domingo, 5 de mayo 2024
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LA SAGRADA ESCRITURA

San Jerónimo subrayaba la alegría y la importancia de familiarizarse con los textos bíblicos:
«¿No te parece que estás -ya aquí, en la tierra- en el reino de los cielos, cuando se vive entre estos textos, cuando se medita en ellos, cuando no se busca otra cosa?» (Ep. 53, 10).

En realidad, dialogar con Dios, con su Palabra, es en un cierto sentido presencia del Cielo, es decir, presencia de Dios. Acercarse a los textos bíblicos, sobre todo al Nuevo Testamento, es esencial para el creyente, pues «ignorar la Escritura es ignorar a Cristo». Es suya esta famosa frase, citada por el Concilio Vaticano II en la constitución «Dei Verbum» (n. 25).

Benedicto XVI presenta las enseñanzas de San Jerónimo

Lecturas de la Santa Misa del día y de cualquier fecha

Elegir un día en el calendario para ver sus Lecturas. Los Domingos y Festivos contienen un breve comentario.

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DOMINGO DE LA VI SEMANA DE PASCUA CICLO B
PRIMERA LECTURA
El don del Espíritu Santo se ha derramado también sobre los gentiles
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 25-26. 34-35. 44-48

Aconteció que cuando iba a entrar Pedro, Cornelio salió a su encuentro y se echó a sus pies. Pero Pedro lo levantó diciendo:

-«Levántate, que soy un hombre como tú.»

Y tomando de nuevo la palabra, Pedro añadió:

-«Está claro que Dios no hace distinciones; acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.»

Todavía estaba hablando Pedro, cuando bajó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban sus palabras. Al oírlos hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios, los creyentes circuncisos, que habían venido con Pedro, se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles.

Pedro añadió:

-«¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?»

Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Le rogaron que se quedara unos días con ellos.

Palabra de Dios.
Salmo responsorial.- Salmo 97, 1. 2-3ab. 3cd-4
V/. El Señor revela a las naciones su salvación.
R/. El Señor revela a las naciones su salvación.

V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas; su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.

V/. El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.

V/. Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios. Aclama al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. R/.

SEGUNDA LECTURA
Dios es amor
Lectura de la primera carta del apóstol San Juan 4, 7-10

Queridos hermanos:

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.

En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo, como propiciación por nuestros pecados.

Palabra de Dios.
ALELUYA.- Jn 14, 23
ALELUYA, ALELUYA.
El que me ama guardará mi palabra -dice el Señor-, y mi Padre lo amará, y vendremos a él.
ALELUYA.
EVANGELIO
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos
Cruz Lectura del santo Evangelio según San Juan 15, 9-17

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

-«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.

Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure.

De modo que lo que pidáis el Padre en mi nombre, os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.»

Palabra del Señor.

DOMINGO DE LA VI SEMANA DE PASCUA CICLO B

Hoy vamos a entrar en esta definición tan singular que nos hace San Juan: Dios es amor. Dios es amor por su ser, y Dios es amor en persona, en la persona del Espíritu Santo.

Vamos a seguir hoy una charla que dio la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia en agosto de 1964. Transcribo parte de su contenido:

Dios, por no tener partes, no es que sea muchos atributos, sino que Dios se es una sola y eterna perfección [...] que contiene en sí todas las infinitas perfecciones.

[...] Hoy vamos a mirar la perfección infinita que Él es, pero enfocándola como vida de amor. Dios es amor, de tal forma que la vida de la Trinidad es una comunicación eterna de amor infinito; que la vida de la Trinidad es un reventón de alegría y de júbilo y de amor eterno; la vida de la Trinidad es una comunicación perfectísima [...] en un reventón de caridad eterna.

Porque la caridad tiende a comunicarse, y la vida de Dios es comunicación entre las tres divinas Personas y en sí; cada una para sí y cada una para las otras.

[...] Nos metemos allí en esa caridad infinita de Dios y vemos a las tres divinas Personas en una comunicación simultánea, eterna y felicísima de donación total. Y vemos cómo el Padre se es toda la infinita perfección en sí, por si y para sí, y cómo el Padre, por exigencia de esa misma perfección y por exigencia de su caridad eterna, necesita comunicarse. Y entonces el Padre, en un reventón de comunicación, de alegría, de gozo, de júbilo y de caridad eterna, da toda su infinita perfección a su Hijo en tal plenitud, en tal donación, en tal caridad y en tal entrega, que el Hijo es todo lo que es el Padre recibido del Padre.

... Y el Hijo lo coge todo, lo abarca todo, lo recopila todo en sí, de tal forma, que Él es toda la necesidad eterna e infinita de engendrar del Padre, pero en expresión. No ha quedado ninguna cosa en el Padre que no lo sea el Verbo, pero en expresión. El Verbo lo ha cogido todo. Porque el Padre en un acto de su bondad, de su donación, de su entrega y de su caridad infinita se lo dio todo al Verbo. Y el Verbo, por exigencia de esa misma caridad, lo expresa todo; y el Verbo, por exigencia de esa misma caridad, se vuelve al Padre y, en una donación infinita de amor eterno, le dice: «Padre, todo lo mío para ti; toma, yo me retorno todo a ti, yo me entregó todo a ti, por exigencia de la caridad infinita que tú al engendrarme me has hecho ser a mi.» Y el Hijo se retorna al Padre y se lo da todo. Y así como el Padre se lo da todo al engendrar al Hijo, el Hijo se retorna al Padre y se lo responde todo, en una comunicación eterna e infinita de caridad tremenda y terrible.

... Y esta donación del Padre al Verbo, y esta retornación de caridad infinita del Verbo al Padre, es tan eterna, tan perfecta, tan maravillosa, que el Padre, cuando le da a su Hijo toda su infinita perfección por vía de conocimiento, engendrándole, le ama en un amor tan perfecto, tan eterno, tan maravilloso, de tan perfecta donación, con una caridad infinita, tanto, tanto, ¡tanto!, que, en esa donación de amor que el Padre tiene al Hijo, va todo su ser en amor paternal y el Hijo se retorna al Padre en un amor, en una perfección, en una entrega, en una respuesta tan infinita en amor filial, en un decir: «Padre, así te quiero amar en agradecimiento; Padre, así me quiero dar a ti diciéndote cuánto te amo», en un amor tan perfecto, tan eterno y tan infinito, que todo el ser que ha recibido el Verbo del Padre, en amor, se lo retorna al Padre en amor filial. Y, entonces, ese amor paternal del Padre al Hijo y ese amor filial del Verbo al Padre es tan perfecto, tan dichoso, tan simultáneo, es de una caridad tan infinita, tanto, tanto, ¡tanto!, que, por exigencia de esa misma caridad y de ese mimo amor, revienta en otra Persona que es el Espíritu Santo: el reventón infinito del amor y de la caridad eterna del Padre amando al Hijo y del Hijo amando al Padre en retornación total y perfecta.

Así se ama Dios en su caridad eterna; así se aman el Padre y el Hijo; así se abrazan en el abrazo tan perfecto del Espíritu Santo; abrazo de caridad infinita tan perfecto, que es otra persona, la tercera persona de la Santísima Trinidad; abrazo que es la consecuencia de la caridad infinita del Padre y del Verbo en persona amor; abrazo que es el apretamiento, la consumación, la manifestación, la expresión infinita en persona de la caridad eterna del Padre y del Verbo, siendo Él, el Espíritu Santo, esta misma caridad. Y el Padre y el Verbo, al amarse mutuamente, en este amor se dan todo su ser en amor paterno y filial, y por eso el Espíritu Santo es el amor del Padre y del Verbo; y por eso el Espíritu Santo es todo el ser del Padre y del Verbo, porque el Padre y el Verbo, al amarse, se han amado con todo su ser por perfección de su misma infinitud y por infinitud de su misma perfección. ¡Qué caridad infinita, qué caridad, hija mía, la que se tienen el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo!

... así vive Dios en el apretamiento dichosísimo de caridad eterna; así se ama Dios en la comunicación infinita de su vida trinitaria; así se comunican las tres divinas Personas en una caridad infinita y perfecta en sí, por sí y para sí.

...Y Dios es feliz porque todo lo que Él tiene en sí es comunicado a las otras divinas Personas; y cada una de las divinas Personas es feliz con su perfección infinita en sí y con su perfección infinita comunicada o respondida a las otras divinas Personas;
y ellos son felices porque viven para sí y para los otros, y porque son la razón de su felicidad. El Padre es la razón de la felicidad del Hijo y del Espíritu Santo y de Él mismo, y también tiene su felicidad en la retornación de su misma perfección que el Hijo y el Espíritu Santo le hacen.

Podríamos entrar en otros aspectos, pero me parecía interesante abundar en un tema que no siempre se trata en profundidad.

Los lectores de esta página web saben que la Madre Trinidad de la Santa Madre Iglesia no defrauda cuando nos invita a entrar dentro de los misterios.

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